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[vc_row][vc_column][vc_column_text]¿Qué clase de vacaciones fueron esas?

Después de regresar a mi trabajo mi supervisor me preguntó a dónde me había ido de vacaciones, le dije que a Serbia, a lo que me respondió ¿Qué clase de vacaciones fueron esas? Argumentando que Serbia no es un país para vacacionar, esto debido a su historial de guerra y del estereotipo de gente ruda.

Pero mi experiencia ahí fue mejor que en Alemania (ya les contaré la odisea), aunque no hablo su idioma me fue tan fácil comunicarme por medio del inglés, no tuve problemas en los aeropuertos o chequeos de documentos y lo que gasté fue tan poco.

sunClima rico:
Si eres de Latinoamérica o países donde el sol siempre está presente, este es tu país. Yo extrañaba en demasía el sol, puesto que después de haber estado viviendo en Dublín con su clima frío y nublado, llegar a Serbia fue una bendición.
El clima que me tocó en este mes de agosto fueron mínimas de 18 y máximas de 34, con puestas de sol asombrosas y 3 días de lluvia muy ricos.

 

 

intricdoSúper barato:
No te asustes si llegas y ves precios con centenas, esto debido a la inflación que tuvo en su moneda, quedándose con muchos ceros. Basta con dividir la cantidad entre cien y verás que barato es todo, claro esto si estas pagando en euros. En mi experiencia pague cosas a la mitad de precio de lo que estoy acostumbrada a pagar en Irlanda.

El choque de 2 culturas:
Tras 500 años de ocupación turca, este país dejó rastro de su presencia en la gastronomía, arquitectura e historia. De estas tres la que más llamó mi atención fueron las edificaciones; casas, iglesias y fuertes que sobresalen por su intricado diseño.

 

IDestinos turísticos:
Mi actividad favorita era visitar el fuerte de Petrovaradin a más o menos 10 minutos del centro de Novi Sad en bicicleta. Es una maravilla y puedes ver desde ahí la ciudad, el río Danubio y disfrutar de la comida que ofrecen los distintos restaurantes.

Por todo el margen del Río Danubio se pueden encontrar diferentes actividades recreacionales; desde cruceros, paseos en bicicletas, conciertos, bares, canchas deportivas o sólo caminata por toda la orilla.

 

Además de museos, artistas callejeros, galerías y su gente súper amable, para mí Serbia es más que un estereotipo de guerra.

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